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Este es el nuevo acrónimo del que todo el mundo habla en educación: MOOC- Massive Online Open Courses. ¿Suena un tanto aterrador? ¿O creéis que suena emocionante? ¿Supone una amenaza para la educación tradicional o es una oportunidad de oro para revolucionar la manera en que aprendemos?
Veamos, vamos a intentar comprender el concepto: un MOOC es un curso en línea de participación ilimitada y acceso abierto a través de la red. El término se ha hecho famoso gracias a gente como Salman Khan –creador de Khan Academy en 2006- y muchos –aunque no todos- de estos cursos son totalmente gratuitos. La misión de Khan Academy es proporcionar un espacio online personalizado para cualquiera que quiera estudiar a su propio ritmo desde cualquier sitio, a cualquier hora y gratis. Además, es una organización sin ánimo de lucro.
El movimiento MOOC ha crecido en EEUU con el apoyo de académicos como Anant Agarwal -profesor de Ingeniería Electrónica e Informática en el Massachusetts Institute of Technology (MIT)- y Sebastian Thrun, con su curso de ingeniería informática en la Universidad de Stanford. Anant Agarwal explica en su presentación para las charlas TED que cuando lanzó su primer MOOC en electrónica en 2012 recibió la impresionante cifra de 155.000 solicitudes de inscripción. Aunque sólo 7200 de los participantes lograron acabar el curso Anant defiende que con la metodología tradicional de enseñanza presencial hubiera tardado 40 años en enseñar al mismo número de personas. Él mismo ha creado recientemente EdX, una organización sin ánimo de lucro dedicada a extender el acceso a la educación.
¿Cómo funcionan los MOOC? Bien, primero te apuntas al curso y se te concede acceso a los recursos online, que pueden ser en formato de texto, de vídeo o incluso videojuegos (“gamification” es una de las nuevas palabras de moda). Trabajas a tu propio ritmo y puedes comunicarte con tus compañeros para resolver problemas o compartir consejos y experiencias. Recibes evaluación automática de tus respuestas y de tu progreso a lo largo del curso.
A veces estos cursos online son “blended” o mixtos, combinados con clases presenciales de corte tradicional. Estas sesiones pueden tener lugar en un lugar físico como una escuela o una universidad. Sin embargo, cada vez es más común que sean las clases online las que sustituyan a estas aulas físicas. De esta manera puedes conectarte desde cualquier lugar a través de un enlace web para poder asistir a tu clase. Puedes estar en tu casa, en el trabajo o sentado en un banco del parque. Siempre y cuando tengas conexión a internet no hay ningún impedimento para que asistas a tu clase.
Algunos, como la Dra. Sally Mapstone de la Universidad de Oxford ven esto como una amenaza para la educación tradicional en escuelas y universidades. Una cosa está clara: El impacto del mundo digital está revolucionándola manera en que aprendemos y el cambio acelera a marchas forzadas. ¿Aterrador o emocionante? Bueno, depende de tu actitud hacia el cambio. Bajo mi punto de vista es mejor abrazar estos cambios que resistirse a ellos. ¿Qué opináis vosotros?