La Inteligencia Artificial (IA) es una herramienta de uso progresivamente extendido. Pronto podría ser tan común entre nosotros como la electricidad y cambiará nuestra forma de vivir y trabajar.
Al interactuar con máquinas, dispositivos y datos, hoy ya estamos conviviendo con esta tecnología, aunque muchos aún no tomamos conciencia de que existe y que la usamos según nuestras posibilidades y conveniencias.
Las organizaciones que abrazan la IA lo están haciendo en casos como detección de fraudes, agendamiento del uso de recursos, atención y servicio al cliente, incremento de la eficiencia de los equipos, entre otros. Esto les ha permitido aumentar sus capacidades para lograr una mayor productividad o para crear nuevos modelos de negocio.
Un elemento clave para el uso de IA son los datos que hoy están presentes y al alcance en nuestros ambientes laborales. Su valor no reside únicamente en la información que contiene sino en el uso que se le puede dar. Las organizaciones son cada vez más conscientes de la importancia de este activo y están desarrollando programas de
inversión para su uso más extendido y su mejor aprovechamiento.