El cambio de estrategia comunicacional ha terminado por generar desconfianza hacia la Presidenta y el gobierno por parte de los ciudadanos chilenos. Tanto es así que las últimas encuestas le han situado en posiciones muy bajas de aprobación y legitimación.
Ante este hecho, es hora de que el gobierno comprenda la importancia de comunicar de manera coherente, con un relato que transmita confianza y cercanía con las audiencias y que acerque a la ciudadanía que toda acción gubernamental está hilada a una estrategia que persigue un fin mayor. Es tiempo de dejar de lado la reacción descontrolada e inmediata antes crisis concretas, ya que esto afecta negativamente a la percepción ciudadana.
El gobierno debe adaptarse a un nuevo entorno donde, además, la sociedad exige, cada vez más, una mayor transparencia y ética en las acciones que se realizan, la estética ha quedado en un segundo plano. Hay que entender que en la medida en que se entregue información más completa y transparente, hay un menor riesgo de interpretaciones erradas, confusas y desafortunadas.