Hoy, más que nunca, los clientes esperan excelencia en sus experiencias de compra. La experiencia del cliente constituye el nuevo escenario competitivo y el primer activo verdaderamente distintivo para las empresas, más allá de la calidad, la tecnología y el precio.
Este es un escenario radicalmente diferente a aquel donde el cliente debía ajustar sus necesidades a la oferta de las empresas que producían o vendían los productos que aquellos buscaban.
La aparición de las tecnologías digitales, los dispositivos móviles y las redes sociales, en particular, han acelerado la transferencia de poder de decisión de la empresa al cliente. Así, este se convierte en el verdadero protagonista de la experiencia de compra.
Un estudio de cinco años realizado por KPMG concluye que cada relación excepcional con los clientes ha demostrado brindar mejores resultados, acelerar el crecimiento y entregar mayor valor económico para la empresa y sus accionistas.
De allí que sea indispensable innovar en el diseño de la experiencia del cliente considerando estas características, y que ello se ejecute rápidamente. Las expectativas de los clientes pueden cambiar, y las marcas deben tener siempre presente que la tarea nunca está completa.