La corrupción ha alcanzado una extendida y dolorosa vigencia entre nosotros. Ha jugado un triste papel corrosivo entre los actores de nuestra vida pública y ha lesionado nuestras frágiles instituciones. No dejamos de sorprendernos día a día por el modo en que la corrupción ha infestado y contagiado las conductas de autoridades y gobernados, de funcionarios y ciudadanos.
Si bien la corrupción no es un fenómeno nuevo en el mundo ni entre nosotros, sí lo es en los niveles, frecuencias, alcances y modalidades en que se ha manifestado más recientemente. Esta situación afecta no solo a los agentes políticos sino a la sociedad misma en su conjunto, y reclama una reflexión urgente de los empresarios para actuar a la altura que hoy se exige.
La corrupción, que finalmente es todo aquello que destruye lo sano, debe ser confrontada desde y gracias a la ética, esto es, desde el comportamiento legalmente debido y socialmente deseable. Pero esto no es una propuesta abstracta. Hoy es, sobre todo, una apremiante exigencia institucional.
Nuestro país se propone acercarse a la OCDE, ese grupo de 35 países constituido para promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de sus ciudadanos a través de políticas que estimulen el crecimiento y el mejoramiento de las condiciones de vida de la población.
La pertenencia a este exclusivo grupo de países supone ajustar las políticas públicas y las conductas privadas a estándares rigurosos. Ello marca desde ahora una agenda tanto para las autoridades como para los empresarios, llamados a impulsar y lograr el crecimiento de la economía y hacer posible la promoción a una superior calidad de vida de la sociedad. Sin lugar a dudas, la ética empresarial ocupa un destacado lugar entre los requerimientos que han de comprobarse.
Por todo ello, en APD, conjuntamente con PricewaterhouseCoopers (PwC), hemos pensado en la conveniencia, mejor dicho, en la urgencia de convocar a empresarios y a un Ministro de Estado con una exitosa trayectoria empresarial, a presentar y contrastar ideas al respecto. Nos sentimos satisfechos y agradecidos por la entusiasta acogida de nuestros invitados.
Queremos expresar nuestro público reconocimiento a PwC por su valioso auspicio que hace posible este Encuentro empresarial, donde esperamos saludar a usted personalmente.