Las empresas saben hoy que un programa de gobierno corporativo mejora el proceso de toma de decisiones y por tanto puede generar mayor eficiencia. Y están aprendiendo que un programa de compliance busca generar una cultura ética y de prevención, y constituye un mitigante de riesgos empresariales y actuaciones potencialmente lesivas para el interés social.
Recientemente, hemos tomado conocimiento y conciencia de diversos y numerosos actos de corrupción, tanto a nivel nacional como a nivel regional. Entre nosotros y en los últimos tiempos, tales actos y su repercusión mediática, han producido un fuerte impacto no únicamente en el nivel político y en las fuentes de las decisiones públicas, sino también —y muy acusadamente— en la gestión diaria de las empresas y en operaciones propias de los negocios tales como, entre otras, en operaciones de financiamiento y adquisiciones, así como en la forma de contratación con los bancos, proveedores y clientes.
A ello se ha sumado, como en muchos países, una nueva normativa donde la experiencia internacional en la materia sirve como un insumo de creciente importancia.
De igual manera, la exigencia de políticas de cumplimiento normativo (compliance) y el reforzamiento de medidas de gobierno corporativo se ha convertido en una tendencia mundial en los últimos tiempos y en un punto central de atención para las empresas.
Por todo ello nos ha parecido especialmente interesante organizar un evento en el que se den cita, de una parte, la óptica de la ley que incorpore, además, una dimensión internacional; y, de otra, la perspectiva de los negocios que ayude a comprender los efectos y alcances —y, eventualmente, los defectos y carencias— de una normativa que se ha planteado recogiendo significativamente la experiencia vivida en otros países próximos al nuestro.